ESPERANZA

Las Fiestas Patrias no solo son sinónimo del desfile militar, lucir con mucho orgullo la bandera en las fachadas de nuestros hogares o la escarapela en el pecho, también lo es escuchar el discurso de quien tiene la responsabilidad de liderar el destino de este bello y a la vez complejo país, que es el Perú.

La presidenta de la República, Dina Boluarte Zegarra, ya adelantó que el próximo 28 de julio brindará un balance de los avances del último año y compartirá los desafíos pendientes con la confianza que éstos sean afrontados en un ambiente de ‘unidad y paz’.

En este punto no puedo sino coincidir en la urgencia de avanzar en la agenda pendiente dejando de lado los enfrentamientos que lo único que logran es distraernos de lo realmente importante: reducir la pobreza que afecta a un gran porcentaje de compatriotas, desterrar la informalidad y la inseguridad ciudadana y brindar una educación y salud de calidad.

Paz social, estabilidad jurídica y predictibilidad es lo que necesitamos todos, desde aquel peruano que con mucho esfuerzo y dedicación abre una bodega en su distrito, hasta quien invierte millones de dólares en una actividad, ya sea en Lima o en el lugar más recóndito del Perú.

Asimismo, se requiere un shock de inversiones que nos permita tener una eficiente infraestructura logística y social. Antes de fin de año se inaugurará el nuevo terminal del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez y el puerto de Chancay, pero si no tenemos las carreteras, pistas, puentes y by passes que los unan con las unidades productivas, no se lograrán los efectos deseados: reducir los tiempos y sobrecostos existentes.

De igual forma, hospitales y colegios bien equipados y acceso a los servicios básicos para que nuestros jóvenes y población en general tengan sus necesidades primarias cubiertas y puedan esperar un mejor futuro.

Queremos un mensaje esperanzador, que la presidenta comparta su visión de un país con menos pobres, desempleados o subempleados, que no mueran más personas por no recibir atención en salud; y que haya más jóvenes que terminen una carrera técnica o profesional.

Pero como bien dice el conocido refrán ‘A Dios rogando y con el maso dando’, no solo es importante el querer cerrar las brechas sociales y lograr la tan esperada estabilidad política-social y económica, sino evaluar y poner en marchas las medidas necesarias para avanzar en esos objetivos.

Lo primero es promover la inversión privada, destrabar los proyectos y desregular la maraña de trámites y requisitos que frenan la llegada de nuevos capitales e impulsar medidas dirigidas a los nuevos motores de la economía. Es decir, no solo urgen medidas transversales, sino otras sectoriales.

Algunas son la Nueva Ley Agraria anunciada por el ministro de Desarrollo Agrario y Riego, Ángel Manero y la reglamentación de la Ley 31973 que modifica la ley forestal y de fauna silvestre, y de la Ley 31969, que impulsa la competitividad y el empleo en la cadena textil-confecciones, rubro agrario, agroindustrial y agroexportador.

No se puede obviar las Zonas Económicas Especiales Privadas que contribuirían a la recuperación y surgimiento de otras actividades en las que las grandes, medianas, pequeñas y micro empresas podrían seguir creciendo y aprovechando las ventajas de la integración y apertura comercial.

Señores trabajadores, emprendedores, productores, empresarios y autoridades, dejemos de lado lo que nos divide, unámonos en un solo objetivo, que los peruanos puedan decir: ahora sentimos que tenemos una vida y un futuro promisorio.